La singularidad de los Países Bajos, es ser un país, cuya gran parte de su territorio se encuentra por debajo del nivel del mar. Conocemos sus señas de identidad, sus molinos de viento, el queso y los tulipanes, pero además Holanda tiene muchas razones por las que ser visitada.
Durante siglos los holandeses han demostrado ser dignos adversarios de una de las mayores fuerzas de la naturaleza, el agua, de ahí que sean mundialmente conocidos por sus obras de ingeniería hidráulica: presas, canales, islas artificiales… Todo ello para recuperar zonas o mantener seca la tierra existente.
Este pequeño y singular país, donde la modernidad de sus metrópolis convive con lo antiguo y la naturaleza, ofrece una extensa variedad de posibilidades a la hora de organizar tu viaje o tu evento con un toque cosmopolita. ¡A qué esperas para descubrirlo!